Con el socavón qué cosas suceden


colson

Nicolás Pineda Pablos

Nuevamente un siniestro pone los reflectores en la incompetencia, la corrupción y el patrimonialismo que prevalecen en muchas áreas de la administración pública mexicana. En otra ocasión fue la guardería ABC, otras veces son los accidentes que propicia el mal diseño de las carreteras, o los daños que causan los baches en los automóviles. Es frecuente que los ciudadanos tengamos que pagar o sufrir por los daños que causa la incompetencia, la improvisación, la mala politización y la franca corrupción. Trataré de explicarme con el caso del servicio de drenaje y alcantarillado, pero que no es privativo de esta área, sino que se da en muchos ámbitos. 

Drenaje y saneamiento en Hermosillo

El servicio de drenaje de Hermosillo se inició en 1933 cuando el gobernador Rodolfo Elías Calles informó que se había introducido la red de drenaje en 27 casas. Entonces la ciudad de Hermosillo tenía solo 25 mil habitantes. Desde entonces, han crecido mucho la población y la red de drenaje. Actualmente más de 300 mil viviendas hermosillenses cuentan con sanitarios conectados a la red de drenaje y alcantarillado de la ciudad. 

Es un servicio muy útil, bueno y económico que permite mejorar la higiene y deshacernos de las heces y aguas sucias de manera práctica y eficiente. La red de drenaje mide aproximadamente 2500 kilómetros y requiere supervisión y mantenimiento constante. Es muy conocido que “ojos que no ven, corazón que no siente”. Como la red de alcantarillado se entierra bajo el suelo, tiende a hacerse con materiales de baja calidad y a no recibir mantenimiento más que cuando hay alguna urgencia o algún siniestro como en el caso del socavón reciente. 

Debido a los gases y materiales tóxicos, la red se deteriora fácilmente y tiende a tener fugas que forman cavernas y que tarde o temprano se convierten en socavones. Sin embargo el organismo de agua no cuenta con recursos suficientes para darse el lujo de dar mantenimiento preventivo a la red de drenaje; solo atiende emergencias. Pero lo más dañino es que el organismo tradicionalmente se ha manejado con criterios políticos para beneficiar a partidos y carreras políticas y no tanto para el beneficio de la ciudad y los ciudadanos.

Es sabido que los organismos de agua, como tienen ingresos propios, tienden a ser la caja chica de los gobiernos y a financiar gastos que no tienen que ver con la buena operación del servicio. Las designaciones del personal, sobre todo de los que manejan el dinero y los contratos, tienden a hacerse no por su competencia profesional, sino por méritos en campaña o por amistad con alguien del gobierno en turno. 

Si uno revisa los directivos de las dependencias se sabe que uno lo recomendó el senador, otro el diputado y aquel lo puso el gobernador, de modo que nadie trabaja para el servicio público sino para los fines políticos de quien los puso ahí. Algo similar sucede a la hora de contratar obra; la selección de constructores se hace por favoritismo y para favorecer “negocios” privados. Si las calles de Hermosillo, que se ven, se construyen de mala calidad, imagínese la calidad de las obras que se entierran y no se ven. 

La corrupción mata 

No sé si haya culpables por la muerte en el socavón, pero sé que estos siniestros se previenen con profesionalismo y buena gestión que incluyan el mantenimiento a la red de drenaje. Esto implica eliminar la corrupción sistémica y el patrimonialismo en la designación de directores, en la asignación de puestos, en la licitación de contratos de obra pública y en el buen manejo de las finanzas. 

Varios miembros de la Junta de Gobierno de Agua de Hermosillo están promoviendo cambios legales a fin de que el organismo de agua sea auténticamente autónomo y profesional. Los diputados del congreso local harían bien en atender esta iniciativa y favorecer la planeación a largo plazo de la ciudad.    

*Profesor-investigador en El Colegio de Sonora.


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