Desgaste en el ejercicio del poder


colson

Alvaro Bracamonte Sierra

Ayer se celebraron procesos electorales en Argentina y Guatemala; en este país se eligió Presidente para los próximos cuatro años y en el primero tuvo lugar una especie de elecciones primarias que definiría la fórmula que presentarían las principales formaciones políticas en las constitucionales de octubre. 

A la hora de escribir esta colaboración se desconocía quiénes se perfilaban como ganadores. Es lo de menos pues por ahora la idea es reflexionar en torno al desgaste que implica el ejercicio del poder.

En Argentina, por ejemplo, el actual mandatario busca reelegirse y de acuerdo con los sondeos publicados no tenía nada asegurado e incluso los momios apuntan a que perdería frente a la dupla formada por los peronistas Cristina y Alberto Fernández. 

Hace cuatro años el presidente Macri se impuso apretadamente al kirchnerista Daniel Scioli enarbolando una propuesta de cambio radical que incluía la superación de una durísima crisis económica; no obstante, la inestabilidad macroeconómica se agudizó desde 2017 y se volvió contra el ex alcalde de Buenos Aires y antiguo propietario de uno de los equipos más populares del futbol argentino, el Boca Junior. 

Dicho de otra manera, el desgaste que conlleva el ejercicio de poder tiene a Macri al filo de la derrota pese al apoyo que recibe de Bolsonaro, Piñeira y hasta del propio Donald Trump. Ese desgaste lo registró también el actual presidente de Guatemala, Jimmy Morales, quien en la primera vuelta electoral obtuvo el 3% de la votación.

Pocas veces en la historia un Presidente en funciones había conseguido tan diminuto porcentaje; son los costos de incumplir las promesas de campaña.

Algo parecido están experimentando Jair Bolsonaro en Brasil e Iván Duque en Colombia. 

El brasileño lleva lo que va del año en el Palacio de Planalto, sede del Poder Ejecutivo; el cafetero cumplió exactamente un año el pasado siete de agosto. Ambos son políticos conservadores, aunque el carioca se considera más extremista. Además de su ideología comparten también el desgaste prematuro ante la opinión pública provocada por los frecuentes desaciertos a la hora de administrar la agenda nacional.

Si se sometieran a un referéndum no sería descabellado un escenario donde resultarían descalabrados, si fueran correctos, claro, los sondeos demoscópicos recientes. 

El primero de septiembre AMLO cumplirá 10 meses en el cargo presidencial. Mucha agua ha corrido bajo el puente en ese lapso; naturalmente acumula muchos aciertos y otros no tanto, con un relativo desgaste en materia de aceptación ciudadana. Veamos de qué se trata: Hace unos días se publicó un sondeo realizado por Alejandro Moreno, encargado de las encuestas de El Financiero, que vale la pena referir pues ese tipo de trabajo se realiza con periodicidad y resulta un valioso instrumento para efectos comparativos en virtud de la consistencia metodológica aplicada. 

En el sondeo de principios de año López Obrador contaba con poco más del 80% de aceptación. El levantamiento de la semana pasada lo ubica en torno al 66%. Una primera lectura de los datos sería que la aceptación de AMLO ha caído abruptamente; la hipótesis alternativa sería que, pese a la baja, el 66% sigue siendo un porcentaje altísimo que pocos presidentes tienen.

La aceptación inicial, a juicio de los conocedores, era insostenible y en cambio la reciente refleja mejor la situación predominante ya que el porcentaje se ha mantenido en los últimos sondeos. 

Es decir, López Obrador ha podido sortear favorablemente el desgaste que la mayoría de las autoridades sufre en los primeros meses de Gobierno, tal como ha sido en los casos comentados.

La otra elección

También los priistas tuvieron elección ayer domingo aunque, dado el nivel de achicamiento que se aprecia en el ex invencible, nadie o casi nadie se dio por enterado. Para muchos el Revolucionario Institucional vive sus últimos momentos; yo no lo creo así. Ya veremos lo que hacen para sacar fuerzas de su pasado. 

*Doctor en Economía. Profesor-investigador en El Colegio de Sonora.  


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