Hermosillo verde: sueño de una noche de verano


colson

Nicolás Pineda Pablos

Y sin embargo

Desde hace unos años ha cambiado mucho la manera de pensar y diseñar las ciudades. Ahora se habla mucho de infraestructura verde, o de cosecha de agua de lluvia y de economía circular. La pregunta es, de acuerdo a estos nuevos enfoques, ¿Qué tipo de ciudad debrería de ser Hermosillo? 

La semana pasada presenté la pesadilla que es Hermosillo como ciudad de cemento y pavimiento; con un río gris, en donde no hay áreas verdes ni espacios para la naturaleza. Aquí presento ahora mi sueño de ciudad.

Casas y barrios más ecológicos

Debemos comenzar por nuestras propias casas. Los arquitectos tienen muchas ideas de cómo hacer las casas más adaptadas a nuestro clima; pueden ser de adobe y con portales. 

Cada casa debe tener cuando menos un árbol nativo (mezquite, palofierro, palo verde, torote, etc.) y jardines xerofitos (desérticos) en los que se reuse las aguas residuales de la lavadora o la regadera, así como hundidos para la cosecha de agua de lluvia. Esto haría que nuestras casas no solo sean más frescas y acogedoras, sino también ahorrarían energía y dinero.

También hay que hacer nuestros barrios y colonias más amables con la naturaleza. 

Cada colonia debe de contar con un gran parque de árboles nativos que recoja el exceso de agua de la calle cuando llueve y que cuente con espacios para la convivencia familiar y para el desarrollo de actividades físicas y artísticas. Con estos sistemas se reducirían las inundaciones, se mejoraría la seguridad pública y la calidad de vida. Son conocidos los casos de ciudades de Colombia que han usado estas estrategias para combatir la delincuencia y la drogadicción. 

Aquí tenemos los casos de Fray Ivo Tonek en Guaymas y el centro comunitario de Tato NK en la Piedra Bola como ejemplos de desarrollo comunitario.

Además, hace falta rescatar los arroyos urbanos. Tanto los bordos, como los canales que tiene la ciudad junto a la Universidad o en Villa de Seris pueden convertirse en lugares atractivos que encausen el agua de lluvia y que eviten la inundación de las calles y el deterioro del pavimento. 

De los planeadores urbanos depende que las clases populares también cuenten con espacios y áreas verdes. La infraestructura verde, el reúso de las aguas residuales en fuentes y lagos y la cosecha de agua no tienen por que ser privilegio de las clases altas.

La ciudad y río verdes

Tal vez mi sueño más loco es el que tiene que ver con el cruce del Río Sonora por la ciudad. Imagino que el Vado del Río se convierte en un lecho natural del río de un kilómetro o más de ancho; sin cemento, con humedales y vegetación natural con capacidad suficiente para aguantar tormentas y avenidas. Si quiere un ejemplo concreto de esto, sería igual al Río Santa Cruz y el Riito River en la ciudad de Tucson, una ciudad que no se inunda.

Para comenzar, urge rescatar el parque La Sauceda.

Es absurdo que se publiciten fraccionamientos con lagos y que el parque para todos los hermosillenses esté en el abandono.

Al poniente, con otro enfoque, la cosecha de agua de lluvia pudiera convertirse en un recurso para la ciudad. La idea es crear una zona inundable de lago o lagunas mucho más amplia y ancha que lo que actualmente se planea. En esta zona se pudiera almacenar agua (parques hundidos) que puede servir para otros usos urbanos y que incluso, con el debido tratamiento, pudiera incorporarse a la red de agua potable de la ciudad. 

La idea es un parque metropolitano que no solo sea una cuadrita de juegos infantiles, sino un parque de muchas, muchas hectáreas para beneficio de todos los hermosillenses y no solo de los fraccionamientos para altos ingresos.

Entiendo que todo el Vado ya está construido y es propiedad privada de alta plusvalía. Pero, a fin de cuentas, éste es mi sueño y se vale soñar.    

*Profesor-investigador en El Colegio de Sonora.


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