Nicolás Pineda Pablos
Los estados y municipios del país están literalmente tronando. Los gobiernos locales tienen menos recursos y varios estados están amenazando con retirarse del sistema nacional de coordinación fiscal.
Tendencia centralizadora
El proyecto de gobierno de la 4T es netamente centralizador y no tiene una propuesta para fortalecer el federalismo ni de dar más capacidad a los gobiernos locales. Toda la atención y capacidad se centra en “ya sabes quién”. Esta tendencia centralizadora se aprecia en la creación de la figura de superdelegados y con el proyecto de reubicar fuera de la CDMX a las dependencias federales.
La seguridad pública también se ha centralizado y los comandantes municipales de policía son nombrados desde el centro.
El municipio de Hermosillo en este 2019 tuvo un presupuesto de 3,198 millones de pesos y para el 2020 el proyecto de presupuesto es de solo 3,239 millones; tiene un incremento de solo 1.3%, muy por debajo de la inflación. En términos reales significa una reducción.
Este entorno crea incentivos perversos.
La tentación de los alcaldes es de cobrar bien, nadar de muertito y patear el bote de los problemas a la siguiente administración. O peor aún, de endeudarse más, hacer obras de relumbrón y dejarle la cuenta a los que siguen. Así lo han hecho los alcaldes anteriores. Esto funciona para la carrera política de los gobernantes pero no para las ciudades y los ciudadanos. Nuestras ciudades cada vez requieren más infraestructura e inversión que no les llega.
Está a la vista la falta de mantenimiento como el socavón y los baches.
El problema es estructural y se requeriría una reforma de estado a fondo a fin de fortalecer las capacidades fiscales y ejecutivas de los gobiernos estatales y municipales. Sin embargo, esto no está en la agenda de la 4T.
Tres ideas para Hermosillo y Sonora
Ante la quiebra del municipio de Hermosillo y del gobierno de Sonora, aquí están tres ideas para mejorar sus finanzas. Primero, que el municipio deje de usar el agua cara del acueducto. En relación con los cobros cruzados que se han hecho la alcaldesa y la gobernadora, la conclusión lógica es que, ahora que hay mucho agua en las presas y que se ha recargado el acuífero, la ciudad de Hermosillo debe de dejar de consumir el agua cara del acueducto del Novillo. Es lo lógico. Pero ¿qué pasará con el acueducto?
Segundo, exigir el uso de placas y pago de tenencias a los carros chuecos.
Esto significa regularizar y dejar de permitir la circulación los automóviles sin placas oficiales. Esto significa nuevos ingresos para estado y municipio y que se avance en el estado de derecho y cultura ciudadana.
Tercero, emitir bonos de obra pública; es decir que las obras de infraestructura que generen ingresos (como carreteras de cuota o servicios cobrados), se financien por medio de la emisión de bonos de obra pública. Estos bonos tendrían rendimientos seguros, garantizarían que solo se hagan obras rentables y los ciudadanos que vigilarían el buen uso de los recursos.
Pero la solución de fondo está en una reforma del federalismo y de los municipios que los dote de nuevas fuentes de ingreso. Por ejemplo en muchos países el impuesto al consumo (como el IVA) o a las ventas son recaudados por los gobiernos locales. Al mismo tiempo se requiere construir contrapesos locales de modo que no se endeuden impunemente y no se conviertan en cacicazgos.
La solución es crear instituciones sólidas y sustentables que no dependan de la bondad o generosidad de líderes transitorios.
*Profesor-investigador en El Colegio de Sonora.