Fuera de Ruta


colson

Liz Ileana Rodríguez Gámez

Definición del rumbo económico en el 2020 

Esta semana el poder ejecutivo, a través de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP), presentó al legislativo el Paquete Económico 2020 que describe el actuar financiero del gobierno para el próximo año. Básicamente éste consiste en presentar los resultados de un ejercicio público de extracción y redistribución de la riqueza de la sociedad, estimados en un escenario macroeconómico controlado, con ciertas políticas de financiamiento, y expresados a través de una estructura programática-presupuestal. 

Así el presupuesto, además de ser el principal instrumento del Estado para influir en la dinámica económica, refleja ?más allá del discurso? los verdaderos intereses y preferencias del gobierno, a través de los montos establecidos de ingresos y gastos.

El escenario propuesto contempla una economía que crecerá entre 1.5 y 2.5% (2.0% para estimaciones de finanzas públicas), así como valores promedio de la tasa de interés (7.4%), tipo de cambio (19.90 pesos por dólar), precio del barril de petróleo (49 dólares) y una inflación consistente con el objetivo del Banco de México (3.0%). 

Además se espera un déficit en cuenta corriente del 1.8% del PIB financiable con inversión extranjera directa y una desaceleración de la economía estadounidense, la cual crecerá a una tasa de 1.8%. Este escenario contempla un mayor dinamismo de la economía mexicana en 2020, en relación al primer semestre del año, y en espera de una reactivación en el consumo y la inversión. 

En la propuesta del presupuesto el gobierno estima ingresos por 5.096 billones de pesos para el próximo año; de este total, el 57.4% provendrán de la reducación de impuestos ?del cual el ISR contribuye por sí solo con el 30.3% del total de los ingresos?, además se contemplan ingresos por financiamiento (endeudamiento de origen interno) que representarán el 9.6% de los ingresos. Estos ingresos, que conforman el gasto neto, son apenas 0.8% mayor, en términos reales, al presupuesto aprobado en 2019, del cual el gasto programable aumenta en 2.3%. 

El gasto en desarrollo económico (que representa el 27.5% del gasto programable) continua registrando, desde hace años, una tendencia a la baja; se presentan importantes (re)ajustes que merman los recursos públicos del sector agropecuario, turismo, comunicaciones y transporte (entre otros). En contrapartida habrá un ligero aumento del gasto en desarrollo social (que constituye el 63.7% del gasto programable), de apenas un 2.8%, pero que descuida la protección al ambiente. 

El 8.8% restante del gasto programable del gobierno, que crecerá en 6.7% en términos reales, se destinará a tareas de seguridad nacional y justicia.

¿Qué podemos concluir del presupuesto? El presupuesto 2020 es: 1) conservador, puesto que es apenas 0.8% mayor al año anterior; y 2) responsable, al considerar un superávit primario pese al endeudamiento estimado. 

Sin embargo, éste no ha dejado de ser: 3) neoliberal en su estrategia de desarrollo social, pues continua con el mecanismo de transferencias monetarias como se ha hecho en sexenios pasados, mientras que sectores como salud y educación cuentan con recursos que no significan aumentos sustantivos respecto al año anterior; 4) pro cíclico, ya que frente a la desaceleración internacional y el estancamiento económico nacional observado desde hace meses, sigue castigándose el gasto en desarrollo económico y particularmente en inversión física (-5.4%), por lo que el gasto no está contribuyendo eficientemente en la dinámica económica; y 5) centralista, porque aun cuando se consideran algunos proyectos de impacto regional, las entidades y municipios estarán recibiendo menos recursos para sus diferentes programas y proyectos, se registran reducciones reales tanto en las participaciones (-0.9%), como en las aportaciones (-0.2%) y el gasto federalizado (-0.5%). 

 *Profesora-investigadora, Centro de Estudios del Desarrollo, El Colegio de Sonora.   


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